Tal vez durante todos los tiempos la iglesia católica ha dado de que hablar. Que cuando la tierra era plana, que los caballeros medievales honrados por los reyes católicos, la imposición y colonialismo, las formas virreinales de expresión artística, las grandes construcciones, la santísima inquisición, la sagrada biblia, el código Da Vinci. En fin.
Nuestro México siempre se ha caracterizado por el refugio de toda esa fe concentrada, inclusive exportando al universo espiritual la propia virgen de Guadalupe, que por un lado representa una parte de la visión azteca transformada al catolicismo. Procreación de una creencia arraigada simentàndose en dicho sentimiento para así crear esta nación. Octavio Paz lo ve desde diversos puntos, lo critica y como buen mexicano termina por aceptar ese arraigo de la raza, esa entrega en cuerpo y alma así, como buen mexicano una entrega piadosa como lo es, lo fue y lo será esta raza. Todo ese fanatismo que explayaban las tribus prehispánicas, se convirtió en resos; en padres nuestros y aves marías, es por eso que cuando Juan Pablo II arribaba y pisaba estas tierras promulgaba su inolvidable: “México siempre fiel”.
Por ahí había un dicho de esos que parecen que no dicen nada y son, a final de cuentas grandes enciclopedias de la vida. Su finalidad era la de promulgar cualquier hecho que se oculte, y aunque pasen días y años, este no siempre estará oculto, habrá un día en que todo se sepa y todo parece indicar que ese día les llegó a los padres católicos, que vivieron o viven tras la túnica del pecado, ese sentimiento que se trago su razón y los llevó a los extremos de la vida terrenal y el campo desmedido de las pasiones donde tomaron niños, satisficieron sus necesidades reprimidas y ocultaron el hecho, esperando que esto no estuviera en el apocalipsis. Hoy todo eso explotó.
Después de que la iglesia protagonizara debates que parecían interminables, en los que por bodas gay y despenalizaciòn del aborto se hiciera la ofendida y ahora no sabe ni donde meter la cabeza.
Aun se ve a un cardenal decir que el hecho de ser sacerdote es una señal divina que siente el individuo iluminado por dios. Y la pederastia ¿Es otra señal divina que los motiva a estar con los niños para satisfacer ese mensaje a través de la fe que estos pudieran tener?. La pregunta surge desde la hora y punto en que dicho organismo de fe colectiva juzgó y criticó a hombres y mujeres con preferencias sexuales distintas, los excomulgó y en pocas palabras los calificó como personas fuera de la mano y obra de dios ya que eran estos últimos los que cometían los ya mencionados abusos a los niños. Hoy se justifica diciendo que todo esto es un complot contra la iglesia, pero este complot ¿ Será de una extorsión interna?, ya que son ellos mismos los que se están destruyendo con todas estas acciones y declaraciones.
A final de cuentas como dice la oración más recitada por todos los creyentes y de seguro la citarán los curas pederastas para chantajear a dios en el lavado del perdón de sus pecados. “perdona sus ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”. Aunque hasta ahorita nadie los ha perdonado. El hecho de que Benedicto (XVI) haya llorado frente a victimas, aun no se les perdona, ya que más de ser lagrimas del corazón, son lagrimas que sanan y conmueven y orillan a perdonar una ofensa que va más allá que un simple pecado capital.
… No es un error, es una ofensa, moral, espiritual, terrenal y en la cual, cuando todo el escándalo haya terminado, la conciencia nunca dejará de recordarles su error...
Vìctor Rivera de 8vo B T/M Cs de la Comunicaciòn.
Amén! Ojalá en esta era, ojalá nos toque ver el cambio de consciencias. El fin de lo religioso y el crecimiento de lo espiritual. Todo está en el aire y en la consciencia, pero muchos están ciegos, con temor e ignorantes.
ResponderEliminarDios nos libre de esta esclavitud ideológica!