Hace aproximadamente veinte días algunas redes sociales así como varios portales y medios de comunicación fijaron su interés y alzaron la voz ante el crimen perpetuado a “Callejerito”, un perro abandonado que fue capturado, torturado y asesinado por cuatro jóvenes estudiantes del Conalep en Tepic, Nayarit.
Los adolescentes no sólo masacraron al indefenso animal, al que encerraron en un costal, azotándolo con palos para después echárselo a dos perros Pitbull que terminaron con su vida; sino que además, grabaron la ejecución y la subieron cínicamente a Facebook.
Este acto causó la conmoción de la gente y de grupos activistas, que se están organizando en marchas y actos simbólicos frente al Palacio de Gobierno de los distintos estados del país, pidiendo por una legislación que penalice el maltrato animal y por una reforma más severa en las leyes mexicanas que toman a este asunto ‘con pinzas’.
Es una realidad que tanto perros y gatos como otros animales domésticos son torturados o utilizados en experimentos o incluso para prácticas de zoofilia; y el caso de Callejerito es otro de los tantos que se perpetúan y permanecen impunes.
Si nos sumamos a la causa y utilizamos nuestro derecho a la libertad de expresión para unir las voces y lanzar un grito de justicia por aquellos que no pueden, quizás logremos el cambio deseado. La unión hace la fuerza, lo importante es no perder la fe.
Finalizo citando a Gandhi “…la grandeza de una nación y su progreso moral pueden ser juzgados según la forma en que trata a sus animales.” Si todos pretendemos un México mejor, ¿por qué no empezar por el respeto hacia la vida?
Cynthia Melisa Calá
7º Cs. de la Comunicación
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