martes, 11 de mayo de 2010

La Bahía - reflexión.

“La sonrisa del delfín es el mayor engaño de la naturaleza”, esa frase fue la primera que enchinó mi piel mientras miraba el documental. Me hizo pensar en una analogía con el ser humano: la hipocresía; con la gran diferencia de que nosotros fingimos conscientemente con afán, mientras que los delfines capturados disimulan con ella su dolor; la agonía de ser esclavos del hombre.

Antes de entrar al cine, por referencia sabía qué contenidos fuertes esperar de La Bahía; pero más que haber soltado lágrimas, me llevé tanto aprendizaje e indignación de la misma raza humana, que a decir verdad, ya comprendo por qué la naturaleza se está cobrando nuestras acciones con tantas catástrofes. Una de cal por las que van de arena ¿no?

Es sabido que todo animal en cautiverio no es enteramente feliz. Y más de una vez he ido al zoológico sin considerar la medida en que sufren; lo atribuyo en parte a mi ignorancia de saber qué tan grande es esa medida. Pero tras haber visto la película, hoy puedo asegurar que no pagaría ni medio centavo por asistir a un acuario, o ver un show de delfines o nadar con ellos; porque me di cuenta de que tenerlos encerrados o matarlos para su venta es exactamente lo mismo, sólo difieren en el tiempo que tardan las criaturas en morir.

Es inconcebible cómo detrás de cada actividad se esconden tantos intereses deshonestos. En Taiji, Japón, la masacre de delfines es una mafia del gobierno y un engaño al propio pueblo. La represión hacia los medios es tal, que la matanza se mantuvo oculta por años para evitar una rebelión y mantener el control y liderazgo del mercado marino tanto dentro como fuera del país y lo más repugnante es que torturan a los delfines, porque es una vil mentira que mueren rápido, para vender la carne como si fuera de ballena sabiendo que no es apta para el consumo por tener altos niveles de mercurio y exponiendo así la salud de los habitantes. ¡Vaya que hay gente ávida de codicia y la plaga es mundial!

Definitivamente La Bahía se merece una crítica positiva. No sólo por ser una producción arriesgada con características técnicas dignas de admirar, sino también por la carga de contenido que ésta lleva, por desenmascarar verdades ocultas a nuestros ojos, por ser el grito de la muda voz de los delfines, pero sobretodo, por promover el mensaje de que “todo cambio social es producto de la pasión en los individuos”.
Cynthia Melisa Calá
7º Cs. de la Comunicación

3 comentarios:

  1. Sigo pensando que alguien vino y nos plantó en la tierra y el experimento no salió del todo bien. Somos una plaga que si desapareciera, ningún ecosistema se afectaría. No somos tan simbióticos con el medio ambiente como se cree. Al contrario somos la única especie animal que su inexistencia no alteraría ningún ciclo vital. Todos deberían ver The cove. Ojo, viene otro documental importantísimo, se llama Oceans, es de Disney Nature, no es de denuncia pero sí es revelador, por la cantidad de belleza expuesta en él.
    Paco Morales.

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  2. Excelente documental!

    Aquí en México lo mas cercano que tuvimos a esa clase de spectaculos fue el famoso keiko, el pobre animal nunca pudo ser feliz después de dejar Reino Aventura.

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  3. lo que plantea el documental es que justo el cautiverio es lo que los deprime. No asistir a ver espectáculos con delfines ni ballenas o a nadar con delfines -dicho sea de paso erea uno de mis sueños- pero habrá que evitarlo y pasar la voz.

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